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Cada semana, los hombres que aman a Dios se acercan a los encarcelados mediante el estudio de la Biblia, comida y compañerismo en la cárcel local. A medida que la confianza y las relaciones crecen, los encarcelados son invitados a la iglesia en el rancho de rehabilitación donde pueden volverse libres de drogas, crecer en Cristo y aprender habilidades para que puedan mantenerse a sí mismos.